sábado, 2 de mayo de 2009

Odisea en Luigi's Mansion....


En esta semana de vacaciones ocurrieron eventos inesperados que me hacen reflexionar acerca de las misiones que tenemos en la vida...

Yo no soy del tipo vicio que se la pasa jugando videojuegos todo el día; sin embargo, en estos días recibí la propuesta de realizar una odisea de pasar uno de esos juegos: Luigi's Mansion. Acepte gustosa y el martes empezó mi aventura.


A las dos de la tarde me senté frente al televisor situado en la sala, teniendo como público a mi hermana, que esperaba que fallara en esta misión de rescatar a Mario de las garras de misteriosos fantasmas que medoreaban una mansión lujosa. Lo bueno fue que me ayudó un científico medio loco en darme una maquina para encerrarlos (Casi casi me sentía como los Ghostbusters, pero en videojuego..¬¬).

Al avanzar por los pisos, me encontraba con seres inimaginables y muy difíciles de atrapar, ratones y murciélagos fantasmas; pero, gracias a la práctica, astucia y valentía lograba detenerlos, y sentía que me acercaba más y más en encontrar a Mario. Caminaba, encontraba en jarrones, mesas, libros, lámparas, burós y etc., dinero, gemas, lingotes, perlas... los cuales no entendía para qué servían, pero más adelante sabría, dejándome impactada..o.o Me encontré con varios fantasmas: una pareja, Madame Zazú (Bautizada por mi..X3), un bebé que odie por el resto del juego, un atleta que aborrecí, un mayordomo ezquizofrénico, unos gemelos que al recordarlos empiezo a odiar a las cajas de regalos, y entre otros, a una joven que tocaba muy bien el piano.

De repente, la curiosidad me invade, pues fui a un cuarto con un letreto que advertía no liberar fantasmas peligrosos que estaban encerrados. No hice caso, bajé el interruptor y cincuenta Boo's salieron disparados, burlándose por mi mala decisión. El científico que conocí me contacta, para regañarme y ordenarme que los capture a todos...
¿Cómo podría hacerlo si Boo es mi personaje favorito? Entre lágrimas acepté mi responsabilidad y decidí capturarlos con el dolor en mi corazón, debía hacerme la idea de que el Boo que conocía no era el mismo.

Avanzaba y cada vez mas me hacía fuerte, y capaz de enfrentar cualquier peligro. Obviamente, a veces quería echarme para atrás y rendirme, pero mi conciencia me pedía a gritos que no y de nuevo me levantaba, más fuerte. (Como los sayaines en Dragon Ball..xD). Mi emoción fue grandiosa, cuando recibí la llave que me permitiría encontrar a Mario y el jefe. Al llegar, mi sorpresa fue mayúscula al encontrarme al Rey Boo y al hermano de Luigi encerrado en un retrato. Más me sorprendí por dos cosas: el rey Boo utilizó un robot de Bowser para eliminarme y tenía la lengua de un zapato del señor Cara de Papa..O.o


La pelea decisiva fue en el tejado de la mansión, lamentablemente me derrotó... humillada, tuve que retirarme, pues eran las once de la noche y tenía sueño, mis dedos estaban cansados y debía recargar fuerzas. Rey Boo me esperaría para la pelea y yo no me rendiría. Lamentablemente, al día siguiente se fue la luz, una barrera que obstaculizaría la misión. Fue un complot por parte del enemigo para destruirme: cortaron los cables que dan energía a mi hogar, alejándonos de cualquier contacto con el mundo exterior.

Sin embargo, sería un punto a mi favor, pues recorrí varios kilómetros llenos de peligro para encontrarme con el maestro Lucilo-sensei, enemigo mortal del Rey Boo, pues ha sido el único que logró derrotarlo. Gracias a su sabiduría teórica y práctica, me sentí preparara para enfrentarme a esos tramposos mal nacidos. Por medio de bondadosos técnicos, la luz regresó a mi hogar, restaurándo el juego. Con mi mejor arma (conocimiento) me dirigí al techo para pelear. La primea vez me derrotó. Mi hermana, una jugadora experta en el manejo de bolas de fuego, aceptó el desafío para que yo pudiera descansar. También fue derrotada, aunque yo estaba recuperada y lista.

A pesar de mis esfuerzos sobrehumanos, logró vencerme. Cedí mi lugar a ella hermana nuevamente; pero estaba cansada y lastimada, por lo que seguí nuevamente. Recordé los sabios consejos de mi maestro: "Espera a que se agache y lanzas sus bolas a la cabeza", por lo que esperé el momento indicado. Cuando llegó rápidamente arrojé el objeto, desgarrando su cabeza. El Rey Boo, cobarde como es, quiso huir. La máquina brindada por el científico y mis habilidades adquiridas hicieron que lograra atraparlo, con ello ganando la guerra.


Varios sentimientos surgieron: alegría, emoción, satisfacción... lloré y lloré, logré ganar...
Mario fue liberado, y el dinero que fui recolectando sirvió para arreglar la mansión y con ello tener un hogar digno donde vivir. Todos los sacrificios fueron recompensados: fui una triunfadora........