miércoles, 23 de diciembre de 2009

Un cuento de comida



Era domingo por la mañana. Yahaira esperaba ansiosa la visita de sus amigas Cecilia y Mónica, quienes irían a su casa por primera vez desde que formaron su amistad en la universidad, para hacer algo que ansiaban desde hace tiempo: preparar sushi. Fue por ellas a la base de los taxis bajo un calor infernal que ignoró al momento de saludarlas. Caminaron de regreso entre una plática amena y en cuanto llegaron, las chicas fueron presentadas a la familia de Yahaira, simpatizando rápidamente.
Al poco tiempo, fueron a la tienda a conseguir el ingrediente que faltaba: atún, lo más primordial para preparar sushi. En casa ya había arroz especial para ese platillo; pepino; y láminas de alga nori, el cual es plano, color verde obscuro y con olor a comida de pez. Antes de llegar a la casa de Yahaira, las chicas observaron que el papá de ella venía de sorpresa junto a sus hermanos. No esperaba su presencia ese día, pero sería un punto a su favor porque toda la familia conocería a sus amigas.
La joven platicó con su padre acerca de la comida que prepararían, exigiéndole que lo probara. Al terminar, se fue a la cocina para hacer la comida. Por un lado, Cecilia puso a hervir arroz por diez minutos y después, agregó agua caliente mezclada con sal y azúcar, para evitar su pronta descomposición, ya que pueden comerse con el paso de los días. Y por el otro, Yahaira y Mónica picaban verduras para mezclarlos con el atún y cortaban el pepino en tiras delgadas. A los minutos se dejó reposar el arroz para que se enfriara un poco y mientras, las chicas convencían a los demás de los beneficios de comer sushi: el pescado rico en minerales, prevención de cáncer pulmonar y enfermedades del corazón, entre otros.
En cuanto terminó el seminario nutricional, las jóvenes se dirigieron a la mesa para continuar. La más experta de las tres era Cecilia, porque los había hecho antes y se sabía la receta de memoria, así que fue designada como la cocinera oficial. Primero colocó una hoja de alga nori y fue cubierta por una capa de arroz con los dedos húmedos, ya que era muy pegajoso y a cada momento se debía lavaba las manos. Luego colocó el atún y una tira de pepino horizontalmente en la parte inferior de la lámina. De ahí vino lo más importante: enrollar con fuerza para compactar y formar el rollo. Por último, lo partió en 8 partes. La joven siguió el procedimiento un par de veces y las demás los iban colocando en una bandeja para ofrecerlo a la familia.

Todos aceptaron gustosos excepto el papá de Yahaira, quien hizo un gesto de asco al masticarlo. Tal parecía que no le agradó el sabor fresco e intenso a marisco, la textura blanda que provocó el arroz por ser cocido previamente y la ligera sensación de que el mar se disfrutaba en el paladar. Las chicas y el resto de la familia comieron bastante, mostrando satisfacción y aprobando con su rostro el sushi.
Era la primera vez que preparaban y comían juntas algo así, por eso el platillo fue disfrutado con mucho placer, deseosas de repetirlo.
Tienen planeado hacerlo para el cumpleaños de Yahaira en enero, pero ahora con carne de adobada.
O.o
Suerte!

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