domingo, 22 de enero de 2012

Caminando por la perdición...


19 de enero de 2012. Todo comenzó como un día normal para las tres chicas que partieron a tierras lejanas que enfrentaron a una serie de eventos que probaron su astucia, inteligencia, madurez, tolerancia y lectura de mapas (vamos, tres chicas que deben vivir solas y no han tenido experiencia parecida… ¿Qué querían?). Una misión sencilla se convirtió en una de sobrevivencia en aquella selva urbana sobrepoblada.

Las jóvenes, acompañadas de algunos familiares, partieron hacia la institución donde estudiarán en los próximos meses. Al arribar, se perdieron por primera vez y, gracias a las indicaciones de autoridades, encontraron la zona específica para obtener información acerca de la academia. Terminaron y para descansar, decidieron conocer dichas instalaciones para saber a qué se enfrentarán cuando inicie su curso escolar.

Después de las cuatro de la tarde decidieron partir hacia su hogar. Sin embargo, un incendio en una de las estaciones del transporte más utilizado por los habitantes, les obligó a andar por otros rumbos. Preguntaron por la ruta más cercana a su destino y la sorpresa les cayó como agua fría porque nadie había escuchado del lugar donde habitan. Dejándose llevar por las recomendaciones de un hombre que creía saber a dónde dirigirse, se subieron a un colectivo y fueron dejados en el centro del poblado, frente a un parque tradicional. Para despejarse de la presión de situarse en un sitio completamente extraño, compraron helado y se sentaron en una de las bancas para disfrutar del paisaje tranquilo y relajado.

Al término del postre, se embarcaron en preguntar de nueva cuenta por el paradero de su casa, hasta que un policía de tránsito les indicó, con gran seguridad, por dónde debían ir. Caminaron con un poco de prisa porque la noche los acechaba. Lamentablemente, esperaron por bastante tiempo a causa del tráfico peatonal que se suscitó. Muchas personas en un espacio pequeño. Cuando las estrellas ornamentaron el cielo, subieron a uno y justo a tiempo, puesto que las puertas se cerraron en cuanto entró el último de ellos, dejando a uno que otro sobre la banqueta.

La noche cayó, ver las edificaciones era más complicado y ubicarse en algún punto familiar, a tan escasos días de haber llegado, se convirtió en un reto que implicaría sus sentidos en alerta. De un momento a otro, divisaron una tienda que estaba a espaldas de su casa, por lo que pidieron la bajada. Sin embargo, las calles, los postes,  las casas y el resto de cualquier señal, les demostró una vez más que aún rondaban por la perdición.

No obstante, un brillo de esperanza se dibujó en sus rostros cuando uno de ellos reconoció una indicación, claro, sólo era por oídas; pero era un indicador positivo. Esa persona se comunicó con una amiga que vivía cerca, y en minutos, llegaron a su casa. El encuentro entre ellos fue conmovedor, una amistad basada en medios electrónicos culminó y evolucionó. Pocos minutos después, la joven se convirtió en su guía y para las diez de la noche, llegaron a su humilde portón.

¿Casualidades del destino? Como les dijo un vendedor de pulseras: “Déjate llevar por las sorpresas que te tiene la vida, ya que no sabes lo que a uno le espera”. Si esto pasó a dos días de haber llegado....




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Creo que lo conté muy rápido... XD en fin, esa es mi versión de lo sucedido ese día.


Gracias por leer!

1 comentario:

  1. Gracias a Dios que se encontraron con esa persona, podría ser el destino que siempre influye en nuestra vida y como aventura de su primer salida a la UNAM estuvo interesante pero para la otra vayan dejando migajitas de bolillo para que no se me pierdan!!! cuídense Te amo Yayita... Y ÉXITO!
    a las tres en todos los proyectos que empiecen juntas o individualmente, bye..

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